A pocos días de iniciado Noviembre ya se empezaron a ver decoraciones navideñas en paseos comerciales, y centros de consumo. Árboles, estrellas, regalos y nieve y todo un entorno de dulces y chocolates que poco tienen que ver con nuestra época del año pero que de todos modos nos significan de manera bien clara que la Navidad se está asomando.
La pregunta del caso es, ¿nos preparamos con tanta anticipación en nuestro corazón para recibir la llegada de Cristo recién nacido?
El corazón también tiene que vestirse de fiesta, colmarse con los mejores regalos y destellar felicidad para alojar la llegada del Hijo de Dios.
Cómo preparar el corazón para la llegada de la Navidad
Para vestir el corazón con lo más lindo que se tenga hay que primero despojarlo de las suciedades y para ello el perdón. Asistir con tiempo al sacramento de la Reconciliación hará que se tenga un espacio preparado para dar lugar a las buenas acciones. Una vez limpio el corazón es el momento de decorarlo. La mejor forma, son las buenas acciones. La solidaridad, la amistad, la sinceridad, la alegría, la verdad, son perfectas actitudes para engalanar cualquier alma.
¡Qué grandioso sería si todos notaran con la misma admiración lo bueno de prepararse con tanta anticipación en el interior más profundo del ser para la Navidad!
Ese espíritu de paz que parece desbordar durante dos días sería implacablemente masivo si todos tomáramos la misma actitud tanto tiempo antes.
Llenarse de brillos es plagarse de buenas intenciones y solo pensado de esta manera se justificaría preparar desde ahora la llegada de la Navidad. Ser realmente conscientes de que la mejor fiesta es la que se inicia desde el interior y que tendrá su verdadero y sincero correlato en el momento en que se alcen las copas para alabar el nacimiento del Salvador.
Contenido producido originalmente por FastForward Concepts para Colegio Santo Tomás de Aquino.