Como todos los años, el tercer domingo de octubre es una fecha muy especial para las familias: es el Día de la Madre. Más allá de los saludos y de los regalos, es fundamental tomarnos un momento para reflexionar sobre el valor de la figura materna.
Los pequeños gestos, el amor de cada día, el abrazo a tiempo, la contención: cada una de esas cosas son fundamentales a lo largo de la vida y, sobre todo, cuando somos chicos. Y todo eso está presente en cada una de nuestras madres.
Pero ¿qué es lo que hace a una madre única e irremplazable?
Una madre es comprensión: Sus palabras calman, sus caricias sanan y sus besos reconfortan. Nadie conoce mejor a sus hijos que su propia madre.
Una madre es responsabilidad: Una madre vela por el bienestar de sus hijos y de su hogar cueste lo que le cueste, asume su rol con entereza, cumple con sus deberes y reconoce la gran responsabilidad que se la ha sido asignada al consignarle la crianza de sus hijos.
Una madre es paciencia: Paciente ante las situaciones arduas e ineludibles de la vida, paciente ante los conflictos naturales que se presentan en el núcleo familiar, paciente ante las incansables enseñanzas para hacer de sus hijos personas íntegras y valerosas.
Una madre es amor: El amor a los hijos es único y particular, perpetuo, transparente, carente de egoísmo y de ambición personal. Por este amor, la madre desafía hasta sus propias capacidades y realiza actos verdaderamente increíbles para proteger o beneficiar a los hijos.
¡Feliz Día de la Madre!
Contenido producido originalmente por FastForward Concepts para Colegio Santo Tomás de Aquino.