A diferencia de lo que se podría pensar, las vacaciones no suponen una suspensión del aprendizaje para los niños. Al contrario: constituyen otra forma de estimularlos para que puedan absorber conocimientos. Además, les brindan la oportunidad de poner en práctica lo que ya saben.
El hecho de tomar vacaciones y disfrutar de períodos de descanso otorga la oportunidad de liberarse del estrés acumulado por el cumplimiento de las obligaciones. Psicólogos y sociólogos indican que es necesario dejar que los niños descansen, jueguen, e incluso se aburran, para romper con la monotonía y evitar la saturación.
Según los especialistas en aprendizaje cognitivo, son cinco las áreas específicas que resultan beneficiadas durante los períodos de descanso, ocio y esparcimiento:
- Coeficiente intelectual
- Capacidad de concentración
- Consolidación del carácter
- Capacidad de liberarse del estrés
- Capacidad de crear lazos afectivos hacia personas y lugares
Esto sucede porque los niños, en el tiempo libre que tienen en las vacaciones para jugar, liberan neuroquímicos que los estimulan a buscar la emoción por medio de la experimentación y el contacto con el medio ambiente, lo que se traduce luego como un mejor desarrollo de las neuronas y las conexiones cerebrales.
Las vacaciones, entonces, son el momento perfecto para reforzar el afecto y la autoestima. Es importante que los chicos se sientan importantes y que son partícipes en la unidad que simboliza la familia, ya que esto les ayudará a tener interacciones sanas en la escuela.