«Tal vez parte de amar es aprender a dejar ir»
A mi querida comunidad del CSTA:
Un nuevo año comienza, y los caminos de Dios no son los mismos que los de los hombres. A veces cuando todo parece andar sobre ruedas, un desvío ocasional nos hace cambiar de rumbo y nos sacude, nos llena de incertidumbres, nos duele…
Mi recorrido por el colegio ha dado un giro, las razones, ya conocidas por todos ustedes, son obvias. No puedo retirarme sin agradecer a quiénes estuvieron a mi lado siempre, en los aciertos y en los errores, en las alegrías y en las tristezas.
Ya no estaré físicamente presente, pero estarán en mi corazón latiendo a mi lado cada día. Por lo aprendido, por lo enseñado, por el movernos juntos, por la amistad, el respeto y el amor que me han prodigado, ¡gracias!
He sido una privilegiada, la gratitud en silencio no sirve a nadie, por eso lo hago público: ¡gracias! ¡gracias! ¡gracias! No hay palabras que alcancen cuando lo que hay que decir desborda el alma.
Mientras el mar se agite, los bosques hagan sombra, los niños nos regalen sus sonrisas y en el cielo haya estrellas que nos guíen, durará en mi memoria el beneficio recibido pues, a pesar del vacío que me produce el irme, siento el abrazo de amor de quienes me despiden.
Ya olvidé lo que he dado, sólo recuerdo lo que he recibido.
Agradecer habla bien del corazón y hace que el corazón hable.
Adiós, querido colegio, les auguro un excelente ciclo lectivo 2017.
Los quiero mucho.
Un beso gigante a todos los chicos que me hicieron tan feliz y la mejor de las bienvenidas a las familias y docentes que se incorporan.
Fabiola Bissio