Se acerca el Día del Niño, y padres e hijos se sitúan frente al mismo dilema: ¿qué regalo recibirán los pequeños este año? Sin embargo, con esto en mente, muchas veces descuidamos la verdadera esencia de esta fecha: celebrar la niñez, compartir en familia y hacerles saber a nuestros hijos cuánto los valoramos.
Por eso, este año dejemos de lado los regalos por un rato y hagamos foco en el momento. Organicemos una salida en familia o alguna actividad diferente en casa. Juguemos con nuestros hijos; dejemos que ellos elijan qué quieren hacer. Enseñémosles que los regalos no son lo más importante, sino el tiempo que compartimos con la gente que queremos.
¿Por qué se celebra el Día del Niño?
Luego de la Primera Guerra Mundial, se comenzó a tomar una conciencia real sobre la necesidad de impulsar una protección especial para los niños. Una de las primeras activistas sobre este tema fue Eglantyne Jebb, fundadora de la organización Save the Children, la cual impulsó la adopción de la primera Declaración de los Derechos de los Niños, con ayuda del Comité Internacional de la Cruz Roja. Esta declaración fue sometida para su aprobación ante la Liga de las Naciones (actual ONU), que la adoptó y la ratificó en la Declaración de Ginebra sobre los Derechos de los Niños, el 26 de septiembre de 1924. Al año siguiente, durante la Conferencia Mundial sobre el Bienestar de los Niños, llevada a cabo también en Ginebra, se declaró por primera vez el Día Internacional del Niño, que sería el 1 de junio.
En 1954, la Asamblea General de las Naciones Unidas, mediante una resolución, recomendó que se instituyera en todos los países un Día Universal del Niño y sugirió a los gobiernos que celebraran dicho día en la fecha que cada uno de ellos estimara conveniente.