Como integrantes del Equipo de Orientación Escolar del Colegio, nos acercamos en esta oportunidad con el objetivo de estrechar vínculos y acompañar la trayectoria escolar de sus hijos.
Es nuestra intención compartir algunas cuestiones sobre este tiempo que estamos atravesando, en el marco de una pandemia mundial.
En principio podríamos caracterizarlo como algo “raro”, nadie, ninguno de nosotros imaginó estar viviendo una cuarentena, una situación de aislamiento social preventivo y obligatorio, que lleva casi ochenta días. Esto nos obligó a hacer modificaciones, a llevar nuestras vidas de un modo diferente, dejando a un lado nuestras rutinas, dejando de estar con…familiares, amigos, compañeros, sin distinción de edad. Todas nuestras relaciones habituales debieron estar mediatizadas por la virtualidad. Pasamos a quedarnos en casa las 24 horas del día con quienes convivimos y desde allí trabajamos y estudiamos, todo desde el mismo ámbito. Sumamos protocolos de prevención para salir a comprar lo esencial y para volver a nuestras casas con lo que compramos. Todo ello por un buen fin, cuidar nuestra salud y la de los otros.
Pero ¿cómo nos afectan estos cambios? Obviamente repercute de distinto modo en todos y cada uno de nosotros, estamos atravesados por esta nueva cotidianeidad que nos pone a prueba en forma continua y eso genera diferentes estados de ánimo y emociones, que pueden oscilar entre miedo, bronca, amor, odio, ansiedad, angustia, comprensión, apatía, abulia, incertidumbre, etc, llevándonos a estar bien algunos días y mal otros.
Este torbellino de emociones no solo las sentimos los adultos. A nuestros hijos, niños, niñas y adolescentes les pasa lo mismo y según la edad que tengan también los afecta mucho, de un día para otro, se les desconfiguró su vida social y organizativa.
Observamos que la mayoría de las veces la referencia a ellos en los medios es en función de lo escolar, si están pudiendo sostener sus clases adecuadamente, o si respetan la cuarentena, ya que pueden ser transmisores del virus, pero poco se dice sobre cómo viven y sienten esta situación de encierro. Dejaron sus actividades recreativas, de ir al club, de ir a cumpleaños, de ver a sus amigos, de salir al boliche los más grandes, su vida tal y como la conocían cambió rotundamente.
¿Qué explicarles?
A los más pequeños, lo importante es siempre transmitirles lo que sucede con un lenguaje adecuado y acorde a su edad, teniendo en cuenta la necesidad que tienen de conocer, saber y de preguntar. Transmitir dando respuestas a sus preguntas, y sobre todo estar atentos y dispuestos a escucharlos. En cuanto a sus rutinas, poder respetar momentos de juego, esparcimiento, además de cumplimentar lo escolar. Poder encontrar momentos para jugar con ellos, charlar o hablar sobre cómo se sienten, como pasaron el día, aunque los hayamos visto, es bueno preguntarles para generar una charla e intercambiar con ellos su sentir. ¡Nos pueden sorprender!
Con respecto a los adolescentes pasan otras cosas. Se trata de una etapa muy distinta, es el momento de construcción de la identidad y la independencia. Necesitan un espacio propio, no sentirse invadidos. Es importante que mantengan la conexión con sus pares ya que son ellos precisamente los que acompañan la conformación de la identidad y el proceso de diferenciación de sus progenitores. La cuarentena afecta directamente los encuentros presenciales, el estar juntos, abrazarse, salir a caminar, etc, por eso es necesario respetar esos tiempos de conexión con sus amigos. Por lo general se apropian del tiempo nocturno, cuando pueden, ya que se sienten con mayor libertad en ese horario. Otra de las características de la adolescencia es la necesidad de descarga corporal y de vehiculizar a través del cuerpo, los impulsos y los deseos. El quedarse adentro limita en parte dicha posibilidad de dar rienda suelta al cuerpo con la actividad física. O sea, justo cuando han empezado a disfrutar de esos privilegios de ser más grandes y de poder pasar tiempo lejos de sus padres ensayando y practicando cierta libertad, todo se ha visto interrumpido. No pueden disfrutar de ese privilegio de ser mayores y, sin dudas los afecta. Pueden manifestar alteraciones en su estado de ánimo, en el sueño, sentir frustración, impotencia, incertidumbre, tristeza…
¿Cómo acompañarlos?
Algunas sugerencias pueden ser abrir espacios de diálogo, de escucha, preguntar cómo están, planear compartir diferentes cosas: alguna receta de cocina, practicar juntos rutinas de actividad física, tocar instrumentos musicales, arreglar, pintar o modificar cosas en la casa, redecorar o cambiar la disposición del cuarto, etc, todo depende de los intereses y la disponibilidad que se pueda tener, las opciones pueden ser múltiples. Se trata de poder compartir algo con los chicos y a partir de ese intercambio, poder conectar en una ida vuelta con ellos, y conversar o pensar juntos cómo nos afecta a todos estos momentos que estamos viviendo.
No dejar de tener pautas y rutinas, ellas facilitan la convivencia, algunas pueden flexibilizarse y otras no, depende del estilo de cada familia.
Es recomendable bajar o cambiar algunos niveles de exigencia o expectativa hacia nuestros hijos, como el contexto en el que estamos viviendo cambio, eso también debería modificarse para evitar situaciones de estrés y de roces. Ser más plásticos y flexibles podría favorecer el vínculo.
Podemos ayudarlos también a pensar en el futuro, sin quedarse varados en lo que perdieron, sino haciendo hincapié en qué aprendieron y para qué les va a servir toda esta experiencia en el futuro.
¡Sabemos que es un gran desafío, pero juntos Familia – Escuela podremos lograrlo!! Es fundamental acompañarlos en su crecimiento y en este tránsito de su trayectoria escolar.
¡Estamos en contacto!
Equipo de Orientación Escolar