En el apuro de la mañana, es probable que muchas veces no le demos al desayuno la importancia que posee. Si esto es así, es hora de que comencemos a hacerlo: ir al colegio en ayunas puede traer graves consecuencias para los más chicos de la casa.
Comer bien por las mañanas nos permite cortar con todas esas horas en las que el cuerpo no ha recibido alimentos mientras dormimos. Además, nos da la energía necesaria para realizar nuestras actividades cotidianas, sobre todo las de las primeras horas del día. Si bien nadie debería saltearse esta comida, en el caso de los niños en edad escolar es todavía más importante. Su falta puede afectar su salud y su rendimiento cognitivo.
Desayunar antes de ir al colegio les permitirá una mayor concentración en las tareas, una mejor predisposición al aprendizaje e, incluso, un mejor comportamiento. Con el estómago lleno es más fácil estar de buen humor y tener energía para jugar, correr, hacer ejercicio y todo lo que una jornada educativa demanda. Por el contrario, no desayunar trae como consecuencia irritación, sensibilidad, cansancio, problemas de atención, apatía, dificultades para retener información o para cumplir con órdenes sencillas.
Si el desayuno no es costumbre, no hace falta que en los primeros días se atiborre al niño de comida, porque su cuerpo tampoco lo tolerará. En cambio, si cada semana añadimos un alimento más, al cabo de uno o dos meses disfrutarán de un desayuno completo y nutritivo. Un desayuno completo típico comprende una taza de leche –con té o con cacao–, una fruta y dos rebanadas de pan con mermelada, manteca o queso.