Quien conoce el juego de la Rayuela sabe que se presenta como una sucesión de números sobre los que hay que ir saltando para llegar, con destreza, a pisar el cielo. Si se consideran cuáles son las cualidades que se deberán tener en cuenta para acceder al cielo sin complicaciones, se notará que el equilibrio, la paciencia, la observación y la perseverancia son algunas de las condiciones que no se deben descuidar.
Si pensamos el año escolar como una gran Rayuela, entonces sabremos qué conductas son las que nos permitirán llegar a fin de año con las condiciones dadas para que el recorrido haya sido exitoso.
¿Cómo comenzar las clases jugando a la Rayuela?
Equilibrio
Es la cualidad que permitirá a jóvenes y a niños poder combinar sus estudios con sus juegos, sin que se descuide uno por sobre el otro. Habrá momentos en que pareciera que el cuerpo se tambalea, pero lo importante en saber siempre volver sobre el eje.
Paciencia
No siempre el recorrido es fácil. Hay momentos en que se puede sentir cansancio y deseos de abandonar la lucha, bajar la otra pierna y, en consecuencia, perder. Es en esos momentos en que hay que mirar hacia adelante y ver el propósito por el cual se ha comenzado a saltar dentro de la rayuela. Es ese incentivo que te invitará a dar el próximo salto.
Observación
Tener la capacidad de observar es parte del camino ganado. En la rayuela es saber el punto exacto en el que debe darse el salto para no salirse de la línea, y en el ciclo escolar tiene que ver con estar atento a las indicaciones, a las instrucciones y, por consiguiente, a las enseñanzas con las que se llegará al cielo pero con un cúmulo de situaciones aprendidas.
Perseverancia
De la mano de la paciencia, la perseverancia es clave cuando se sabe que el único fin es llegar. Todo se consigue haciendo saltos exactos y justos para que siempre quede energía y cuando ella falle, saber que siempre se tiene alguien allá, en lo más alto, justamente en el cielo, que nos dará el impulso y el soplo para seguir. Dios es la energía que hace que esa perseverancia se ponga en marcha en todo momento de nuestra vida.
Es así, de saltos, recorridos y propósitos por conseguir se forja el año escolar que se inicia y que, como todo viaje, nunca te dejará libre de aprendizajes una vez que lo hayas transitado.
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