Porque todos los que han sido bautizados en Cristo se han revestido de Cristo.
(Gálatas, 3:27)
Todos los Cristianos, en algún momento de nuestra vida, hemos elegido el candidato que regiría el rumbo de nuestras vidas. Hemos hecho esa verdadera elección que marcaría no solo nuestro camino sino también el de nuestros seguidores, herederos o descendientes.
Sin falsas promesas y con la verdad en sus actos Jesús fue ese primer candidato y se convirtió en el emblema de nuestra cotidiana reelección.
Sin embargo y pese a que en ninguna de las acciones nos ha defraudado, muchas veces nos olvidamos de que él es la verdadera imagen. Esa que necesitamos contemplar para imitar en humildad, esa personalidad que deseamos adquirir para ser mejores en nuestro corazón, ese Padre que anhelamos escuchar tanto en la alegría como en la adversidad y aquel consuelo al que debemos acudir cada vez que necesitamos.
¡Un nuevo bautismo cada día!
En el momento de nuestro Bautismo, que en muchos casos ha sido tiempo atrás, nos afiliamos al equipo de Cristo. Decidimos que era él quien sería nuestro estandarte y nuestro ideal a seguir. A pesar de ello, son varias las instancias en las que nos olvidamos los verdaderos ideales y, por lo tanto, no mantenemos viva esa llama encendida.
Por eso hoy, la invitación es volver a elegir a Cristo como el candidato de nuestras vidas.
Reafirmar cada día que uno sigue siendo seguidor de Cristo es una tarea que resulta muy gratificante. Renueva las energías, saber por qué y para qué vivimos en Cristo. También es reconfortable recibir una y otra vez esa bendición de quien nos acompaña en cada acto de nuestra vida.
Así, cada vez que reafirmamos nuestra elección en Cristo renovamos esas promesas que nos hacen seguidores y testimonios directos de nuestro eterno Padre.
¡Encontremos en la oración el mejor momento para confirmar que seguimos alineados a Cristo!
Contenido producido originalmente por FastForward Concepts para Colegio Santo Tomás de Aquino.