Las situaciones estresantes no son una condición que se presenta solo en los adultos: los niños y los adolescentes, muchas veces, también pueden sufrir estrés, sobre todo en épocas del año donde los exámenes y los compromisos parecen desbordarlos.
Por eso, es fundamental estar atentos a distintos factores que pueden indicar que nuestros hijos están pasando por una situación de estrés. Estas son algunas de las señales a las que debemos prestar atención:
- Insomnio: Cuando a un niño le cuesta demasiado dormir, puede ser que se vincule con el estrés, ya que es uno de los principales síntomas.
- Inapetencia: Así como ante alguna enfermedad los niños generalmente no quieren comer, cuando se estresan tampoco.
- Bajo rendimiento académico: Esta es quizás la señal más clara de que hay algo que perturba al niño hasta el punto de estresarlo.
- Depresión: Sin duda alguna, un niño estresado en algún momento se enfrentará a la tristeza que le produce ese sentimiento.
- Cambios en su actividad física: Puede que aumente o disminuya drásticamente su comportamiento físico, es decir, que se vuelva hiperactivo o apático según su estado de ánimo.
Es fundamental tener en cuenta estos síntomas ya que, en muchos casos, el niño puede incluso somatizar, lo que desencadena cuadros virales, asma y ataques de pánico, entre otros.
Finalmente, si creés que el estrés de tu hijo puede estar relacionado con sus responsabilidades académicas, te dejamos algunos consejos para preparar los exámenes finales:
- Hacé un calendario de sus evaluaciones para estudiar planificadamente, no bajo presión.
- Evitá que tu hijo coma y estudie acostado, porque estará somnoliento.
- No es recomendable que practique deporte antes de estudiar, para que el cansancio no perjudique su atención.
- Es importante que tenga todo lo necesario para estudiar. De esta forma, evita pararse a cada momento.
- Elegí un lugar físico temperado, ventilado y con luz natural adecuada para estudiar.
- Mientras estudia, evitá que haya distracciones como música, celular o televisión.