Los conflictos entre hermanos son naturales en cualquier familia. Las peleas, las discusiones, los celos y las envidias pueden tener múltiples causas, pero es importante saber controlar esas rivalidades para que no se conviertan en situaciones de violencia física o verbal.
Para esto, no existen recetas mágicas, pero sí algunos consejos que pueden orientar a los padres en esta búsqueda de paz y tranquilidad en la relación entre los hermanos.
- Hacerlos sentir siempre especiales por igual. Por más absurdo que parezca, existen muchas situaciones cotidianas en las que ellos sienten diferencias de trato.
- Enseñarles desde chicos a compartir absolutamente todo. A su vez, también enseñarles a pedir prestado todo aquello que no es de uno.
- Enseñarles a negociar y a llegar a acuerdos. Ellos aprenderán los términos de los tratos a los que lleguen; lo importante es que dialoguen.
- Enseñarles que a un hermano, al igual que a cualquier otra persona, no se le grita, ni pega, ni empuja. Todo lo contrario: se le pide permiso, se le da las gracias y se le pide perdón.
- Evitar las comparaciones entre ellos. Ellos deben sentir que, con sus errores y equivocaciones, son personas únicas, irrepetibles y especiales.
- Escucharlos siempre. Aunque sepamos lo que nos van a decir o conozcamos sus justificaciones frente a una pelea, debemos atender a sus razones y conseguir, mediante el diálogo, que entiendan otras en caso de que estén equivocados.